- Ayudó a consolidar en México el movimiento de la salsa
JAVIER GARCÍA JAVA
A la par del cine de ficheras (década de los 70, siglo XX) Oye Salomé, una pieza tropical de rompe y rasga hacía bailar a todo México interpretada por un conjunto musical que subía como la espuma.
Se trataba de Pepe Arévalo y sus Mulatos que noche a noche convertían en una catedral de la salsa un pequeño bar ubicado en la calle Brasil, adyacente al zócalo de la Ciudad de México.
El reducido espacio impregnado de olor a licor y humo de tabaco no era otro que el Bar León, donde Pepe era la figura principal, alternando con otros grupos de gran calidad como La Justicia, La Libertad, Recuerdos del Son y la Sonora Veracruz, fieles exponentes de un movimiento musical que llegaba de Nueva York, revolucionando el género tropical con una mezcla de ritmos afroantillanos y jazz al que llamaron “salsa”, por definirlo de alguna manera.
Originario de Tepatitlán, Jalisco, Arévalo surgió a la fama en aquel pequeño bar, aunque ya llevaba un largo tramo de carrera recorrido incluso acompañado con el piano a figuras de la talla de Daniel Santos.
De pronto, ante el auge de la salsa y éxito de Pepe, el Bar León resultó insuficiente y el pianista y sus Mulatos debieron buscar un lugar más amplio para presentarse; así que el nuevo salón localizado en la calle Querétaro, de la colonia Roma, fue bautizado con el nombre de El Gran León, de modo que sonara como el Bar León para atraer a la gente.
La noche que lo inauguraron estábamos ahí mi jefe Mario E. Riaño, el doctor Alfonso Morales y un servidor, mientras otro grupo musical calentaba el ambiente nada menos con el ex boxeador Ultiminio Ramos ¡tocando las tumbas!
Fue tal el éxito de Oye Salomé que hasta una película filmaron con ese nombre y el de Pepe Arévalo en los créditos principales. Pepe añadió violines a su grupo musical, suprimió Mulatos y lo convirtió en La Charanga de Pepe Arévalo.
COLOFÓN
Vaya este relato en modesto homenaje al popular músico jalisciense, quien falleció hoy en la madrugada a la edad de 87 años.
Sufrió un infarto cerebral, tras haber permanecido un mes en terapia intensiva a consecuencia, precisamente, de un derrame cerebral.
Descanse en paz.
LA FOTO circula en medios y en redes. Vaya también desde aquí mi más sentido pésame a su hijo, el periodista José Luis Arévalo.