Luis Collazo, orgulloso habitante de Axapusco, se ha convertido en un líder local que trabaja incansablemente por el bienestar de su comunidad. Ingeniero de profesión y portador de las tradiciones arraigadas en su tierra, su historia es una inspiradora travesía de superación y dedicación.
Nacido en un fraccionamiento fundado por sus padres, Collazo destaca la importancia de sus raíces en la formación de su identidad. A pesar de enfrentar desafíos como la delincuencia y un secuestro que afectó a su familia, el positivo impacto de su madre fue fundamental para superar esas adversidades.
Rememorando su infancia en Axapusco, Collazo comparte vivencias llenas de actividades al aire libre y travesuras junto a sus hermanos. A medida que creció, combinó sus estudios en la Ciudad de México con su pasión por trabajar en el rancho, especialmente con caballos, introduciéndose en la charrería y otras aficiones.
La conexión de Collazo con la memoria de su padre, un capitán piloto aviador comprometido con la mejora de la salud y educación regional, ha guiado sus pasos. Inspirado por este legado, Luis ha continuado la misión de su padre a través de su Fundación, colaborando en campañas de salud con la Fundación “Devlin” para el bienestar de Axapusco.
La Fundación de Collazo impulsa proyectos para abordar el rezago económico y cultural en la región. Además de campañas de salud, se enfocan en iniciativas agropecuarias y turísticas, proyectando a Axapusco como la “región del Valle de los dioses”, un destino nacional e internacional.
Agradecido con la prensa por difundir estos proyectos, Collazo destaca el papel vital de la Peña Charra Nacional en su vida, una familia que comparte principios y costumbres, fortaleciendo su compromiso con el bienestar de su comunidad.
La historia de Luis Collazo es un relato vibrante de cómo la pasión y el compromiso pueden ser motores de cambio positivo en una comunidad. Su dedicación a Axapusco resuena como fuente de inspiración para quienes buscan enriquecer las vidas de sus seres queridos.