PARTE 1 – EL ORIGEN
Leopoldo Mendívil López / Autor de Secreto Biblia, Secreto Vaticano y Secreto Pemex
**¿Los palestinos son en realidad judíos que olvidaron su pasado?
El día 8 de octubre del año 37 a. C., los romanos hicieron asesinar al gobernante de Israel Antígono II Matatías, que estaba respaldado por los enemigos de Roma: los odiados partos o persas (actual Irán). Así comenzó el dominio romano de Israel y Judea. Crucificaron a Antígono y el propio Marco Antonio (el de Cleopatra) le cortó la cabeza. Antígono había hecho lo equivalente con su tío Juan Hircano, que era apoyado por los romanos. Antes antes de matarlo le arrancó las orejas con sus propios dientes.
Muerto el sobrino Antígono y expulsados los persas, Roma llenó el territorio hoy llamado “Israel” con soldados romanos, y colocó en el poder al jefe militar de Juan Hircano, llamado “Herodes” -el muy famoso Herodes que aparece en la Biblia-. El resto es historia. Ahora Judea en la provincia romana.
Los hebreos, sintiéndose invadidos por Roma y sometidos por ese Herodes -que ni siquiera era judío sino Idumeo, al que incluso el emperador Octavio llamaba “puerco”-, desarrollaron una resistencia civil que se convirtió en un grupo terrorista llamado “Zelotes” -al que perteneció Judas, el apóstol que traicionó a Cristo-. El grupo terrorista de resistencia–junto con los “Siqariyim” o “Sicarios”- se encargaba de asesinar a los mandos de los opresores romanos. Muchos de ellos esperaron que Cristo les ayudaría como guerrillero contra Roma, y se decepcionaron de él cuando les dijo: “Al César lo que es del César”.
Para el año 70 D. C., los judíos habían sido una pesadilla tan grande para los romanos, que el día 5 de junio de ese año, bajo las órdenes del emperador Vespasiano, su hijo el general Tito arrasó Jerusalén y destruyó su Templo; ordenó perseguir y asesinar a todo descendiente del Rey David -cosa que no logró puesto que hoy sobreviven al menos 250 de ellos-; y decretó la expulsión generalizada de los judíos de su propia tierra histórica: el hoy llamado “Israel”.
Después de esa “diáspora” o “dispersión” del año 70, los judíos se esparcieron por el mundo; fueron absorbidos por otros imperios y fueron posteriormente expulsados de algunos de ellos, como el de Bizancio; y recibieron asilo político en dominios que no sólo los aceptaron sino incluso los convirtieron en el “jet set”, como Khazaria -que comprendía partes de la actual Ucrania, y donde los reyes tomaron de hecho nombres hebreos como “Hezequías”, “Manasés”, “Isaac”, “Aarón” y “David de Taman”, hacia el año 988 dC.
Pasaron muchos siglos y en el año 1897 uno de los once millones de judíos dispersados, residente en el imperio austro-húngaro, Theodor Herzl, se opuso a la corriente creada por otro judío, Moisés Mendelssohn -familiar del famoso músico Félix Mendelssohn- quien proponía que -para disminuir el racismo antisemita y el maltrato a los judíos por parte de los europeos- los judíos debían integrarse y asimilarse a las sociedades y culturas de los distintos países del mundo, sacrificando un poco sus valores y tradiciones, “para salir de ser ghettos” y volverse “europeos” o del continente donde vivieren.
Theodor Herzl repudió radicalmente esta idea. En el año de 1897 convocó a miles de judíos de todo el mundo al Primer Congreso Mundial Sionista en la ciudad de Basilea, Suiza.
Mientras tanto, algunos de los judíos que se habían quedado en Judea desde el año 70, sobrevivientes que permanecieron escondidos, ocultando sus costumbres y religión a los romanos y a los imperios que les siguieron –incluyendo a los judíos remanentes que en el 132 dC hicieron la revuelta de Bar Kokhbay y a los que en el 351 dC hicieron la de Patricius de Sepphoris contra el emperador Constancio Galo, y a los que en el 634 vieron llegar a los musulmanes-, poco a poco fueron olvidando que alguna vez habían sido judíos; y para el año 650 d. C. tuvieron que combinarse con la ola migratoria árabe que llegó con el Islam para borrar el pasado –momento en el cual los judíos remanentes perdieron su identidad original… y su memoria.
En el Congreso Sionista de Basilea de 1897, Theodor Herzl les dijo a los hebreos del mundo que nunca iban a ser aceptados por la sociedades de ningún país occidental a menos que renunciaran a sus tradiciones más amadas, lo cual era inaceptable para él. Ante ello, sólo quedaba una opción: conseguir un territorio en el mundo para ahí crear un país para todos los judíos. Herzl habló con el emperador alemán Guillermo II de Prusia buscando alguna alternativa territorial, pero el Kaiser no quiso ayudarle. Herzl habló con el inglés Joseph Chamberlain, gobernador en las colonias británicas en África. Éste le propuso que el país de los judíos fuera en Uganda. Pero esta propuesta tampoco funcionó, y tampoco la de Madagascar.
Estalló la Primera Guerra Mundial y dos de los países aliados: Inglaterra y Francia, comenzaron a repartirse el pastel del imperio otomano -aliado de Alemania- antes de siquiera terminar la guerra. En 1916 ya tenían repartido el postre: Francia se quedaría con lo que hoy es Siria, mientras que Inglaterra se quedaría con lo que hoy es Irak -la antigua Mesopotamia-, y con Jordania y con lo que hoy es Israel –entonces llamado “Palestina”.
Para desestabilizar a los otomanos y lograr su caída, los británicos incentivaron a un grupo rebelde de Palestina, que se insurreccionaba contra el gobierno otomano, y pactaron con el Jerife de La Mecca, Hussein bin Ali, que el territorio de “Palestina” se convertiría en un Estado para los árabes -el pacto lo hizo Henry McMahon, Alto Comisionado de Inglaterra en Egipto, y agradó a Bin Ali.
En paralelo, los mismos británicos, por medio del secretario de exterior Arthur Balfour, propusieron al poderoso empresario judío Leonel Rothschild una carta hoy famosa: la “declaración Balfour”. En ésta, el inglés le prometió a Rothschild que el Imperio Británico apoyaría a los hebreos del mundo para crear en Palestina el tan anhelado país judío del proyecto de Herzl: el Estado de Israel. Inglaterra iba a hacer ahora el papel de Ciro el Grande de Persia cuando regresó los judíos a Judea en el 500 aC. Ahora Britania lo haría en el siglo XX.
Sólo el tiempo explicará a futuras generaciones por qué los británicos hicieron estas dos promesas antagónicas y en simultáneo a estos dos grupos tan opuestos: judíos y palestinos: y si los británicos supieron por adelantado que estas dos promesas en paralelo iban a desencadenar una guerra sin fin.
Terminó la Primera Guerra Mundial en 1918 y comenzó a prepararse el camino para un conflicto interminable. De todo el mundo comenzaron a llegar judíos al territorio palestino -que en el censo de 1922 contaba con 757,000 habitantes-. Primero los judíos eran sólo el 5% de la población de Palestina. Para 1922 eran 83,694 personas, y para 1931 ya eran el 16% de la población total.
El 29 de noviembre de 1947, la ONU aprobó con 33 votos contra 13 y 10 abstenciones la propuesta del Comité especial de la ONU para Palestina, integrado por 11 países -lo anunció el presidente de la Asamblea General, Osvaldo Aranha-: la propuesta era partir el territorio palestino para que cupieran dos países: el Estado palestino y el Estado israelita -Propuesta 181-: 55% del territorio sería para los hebreos y 45% para los palestinos. Si este plan se hubiera realizado, hoy no habría guerra.
El 14 de mayo de 1948, a las cuatro de la tarde, el primer presidente de Israel, David Ben Gurion, anunció en el museo de las artes de Tel Aviv que ababa de crearse una nación: el estado de Israel.
Los palestinos respondieron de inmediato con una rebelión. No aceptarían jamás la existencia de dicho nuevo estado. Poco a poco irían llegando más y más judíos desde todas partes del mundo para reconquistar la tierra que había sido de sus antepasados hacía dos milenios. Y los palestinos poco a poco fueron siendo reducidos a territorios cada vez más pequeños y más cercados y más atomizados y vigilados por el ejército judío.
Los palestinos vivieron un proceso de miniaturización semejante al de las reservaciones indias a las que fueron reducidos los nativos americanos de los Estados Unidos –sioux, navajos, hopis, etc-, quienes, después de haber sido los habitantes de Norteamérica, hoy viven residualmente en minúsculos ghettos dentro del silencio del desierto, mientras sus reductores -los “gringos”- viven creando riqueza en ciudades espectaculares como Nueva York.
Los israelitas, ahora conquistadores, llenaron el territorio antes llamado “Palestina” con soldados y con la más alta tecnología para proteger a sus familias y niños de los ataques rebeldes de la población local. Los israelitas colocaron bardas de 6 metros de altura con fosos y detectores térmicos subterráneos cercando Gaza, y convirtiéndola en una estrecha y apretada franja frente al mar para los palestinos del oeste –Gaza: la tierra de los atiguos “filisteos”.
Los palestinos, sintiéndose invadidos por Israel, desarrollaron una resistencia civil que se convirtió en un grupo terrorista llamado “Hamas”, que se encargaba de asesinar a los mandos de los “opresores” o “invasores”.
La historia se repitió después de 2000 años. Hoy Israel está haciendo lo que en su momento le hizo Roma. Hoy los palestinos están viviendo lo que vivieron los judíos. Hoy el grupo terrorista “Hamas” hace lo que en su momento hicieron los “Sicarios” y los “Zelotes” cuando éstos defendían a Judea de la invasión de Roma. Y tal vez Benjamín Nethanyahu es hoy un nuevo Vespasiano o un nuevo “Tito”. Y tal vez ocurra en un futuro próximo una “diáspora” semejante a la del año 70, en la que ahora los palestinos serán dispersados por el mundo hasta que regresen, tal vez dentro de otros 2000 años, si es que para entonces existe aún la especie humana.
El hoy ex primer ministro israelí Jair Lapid -opositor a Netanyahu-, dijo el 22 de septiembre de 2022 ante la ONU: “la mayoría de los israelitas estamos a favor de la propuesta de dos estados. Yo soy uno de ellos”. Por defender esa propuesta integradora, en la que tanto palestinos como judíos tendrían el derecho a tener su propio país y su propio territorio -como en el plan de la ONU de 1947-, el 4 de noviembre de 1995, otro primer ministro de Israel fue asesinado: Isaac Rabin, Premio Nobel de La Paz. Pareciera que alguien en lo alto no quiere que se llegue a un acuerdo jamás.
Lo curioso de esta historia circular es que los palestinos tienen los mismos genes que los judíos: el haplogrupo J1 del ADN del cromosoma “Y”. Esto se debe a que los palestinos son en su mayoría descendientes de aquellos judíos que nunca se fueron de Israel, y que se quedaron ahí desde el año 70 y olvidaron su pasado. Si esto es así, la actual guerra que estalló el 8 de octubre de 2023, casi exactamente 50 años después de la del Yom Kippur, es realmente una guerra de judíos contra judíos.
Y esto es circular también: en el 585 aC Nabucodonosor de Babilonia expulsó a los judíos de Judea para llevárselos cautivos a Babilonia. Pasaron décadas, y Ciro el Grande de Persia venció a Babilonia y apoyó a los judíos para que regresaran a su tierra amada: Israel. Pero al llegar estos, se dio una masacre. Los judíos que regresaron aplastaron a los pobladores locales, sin saber que estos eran remanentes de la deportación de Nabucodonosor. Es decir: eran descendientes de sus propios ancestros, y, sin quererlo, los vieron como enemigos. En realidad eran ellos mismos.
Continuará en la Parte 2…: Las semejanzas entre el ataque de Hamas y Pearl Harbor… y el 9 11… y Acaso todo esto lo provocó Netanyahu…?
** NOTA: Las palabras “filisteo” y “palestino” están relacionadas y tienen la misma raíz. Por siglos se ha buscado la identidad de los filisteos -antiguos enemigos de los judíos, incluyendo al famoso Goliat-. ¿Quiénes eran los filidteos? ¿Acaso son ancestros de los actuales “palestinos”? Hoy se sabe que los filisteos en realidad eran europeos, no semitas. Llegaron al Canán como invasores al final de la Edad de Bronce –aprox 1,200-900 aC-, específicamente desde Grecia y desde el mar Egeo. Son a quienes los egipcios llamaron “Peleset” -uno de los más temidos y agresivos “Pueblos del Mar”-. Los “Pueblos del Mar” invadieron todo el Mediterráneo y arrasaron al Nuevo Imperio Egipcio, al que sumieron en la oscuridad, y al imperio hitita, al que desaparecieron. Los Pueblos del Mar causaron “el Colapso de la Edad de Bronce”: una especie de “edad oscura” vinculada con la guerra de Troya. Los filisteos fueron de origen griego y primos de éstos, lo cual se comprueba hoy en la arqueología. La alfarería de los filisteos es de estilo Micenas. Pero: ¿los filisteos eran los que hoy son los palestinos? Es decir: ¿los actuales palestinos son un pueblo de antepasados griegos? La respuesta parece ser no, y está en los genes: en un cementerio en la ciudad de Ashkelon, en la actual Franja de Gaza, niños muertos hace más de 2000 años, demuestran tener los haplogrupos genéticos R1B y G2, de Europa Sur (lo cual significa que eran arios/sardos); y no tienen el haplogrupo J1 de los semitas del medio oriente, como los actuales palestinos y judíos.