Por: José J. Núñez P.
“Agotaremos todas las líneas de investigación” “No se van a salir con la suya” “Castigaremos a los responsables con todo el peso de la ley” “No descartamos ninguna línea de investigación” “Ya hemos levantado la carpeta de investigación” “Estamos trabajando en el asunto las 24 horas”
Esas son las típicas palabras, como sacadas de un manual, o de un machote que la fiscalía de todo el país tiene para responder a los medios de comunicación cada vez que hay uno o varios ejecutados.
Y lo mismo que el presidente de la república, más allá de las palabras, no hay nada, más allá del discurso que ni ellos mismos se creen, no hay resultados, los muertos se siguen acumulando, las desapariciones se incrementan día con día, los secuestros están vigentes y los feminicidios no dejan de sumar víctimas inocentes que se podían haber evitado desde antes.
¿Para qué les pagan a estos infelices? ¿Para que cobran un generoso sueldo esos animales inhumanos que ocupan la fiscalía? ¿Para qué están los directivos de la seguridad en todo el país?
Un reportero más ejecutado, a pesar de haber denunciado amenazas y no hay resultados, una policía en su día de descanso, atacada de manera cobarde y traicionera, porque hasta eso, les faltan calzones para hacerlo de frente, un político sacrificado a las puertas de su casa, una mujer muerta a manos de un marido al que ya había acusado de maltrato físico.
¿Y los encargados de aplicar justicia? Bien, gracias, siguen haciéndose pendejos, mostrando una apatía que no debían sentir cuando por esa labor están devengando un salario que no merecen.
Ah, pero eso sí, cuando un policía somete a un delincuente para llevarlo detenido, “está cometiendo un abuso de fuerza”, ¿y qué esperan? ¿Qué se puede hacer con una lacra que escudado en el apoyo de familiares y vecinos arroja piedras, insultos y golpes en contra de los uniformados?
Los de Derechos Humanos, quieren que lo acusen con su mamá, o quieren que le pidan por favor que los acompañe a la delegación porque lo que han hecho no está bien y merece un castigo.
Por favor, ya basta de tanta pendejada, todos saben perfectamente bien que los ejecutores de policías, reporteros, políticos y demás, utilizan una motocicleta para cometer sus delitos, pues bien, detengan a todas las motocicletas que lleven a dos pasajeros y revísenlos.
¿Es un abuso de autoridad? ¿Y qué? ¿No es más abuso que vayan a matar a una persona? ¿No es más abuso que se hayan empleado como sicarios para acabar con la vida de seres a los que ni conocen? Es el momento de actuar, de poner orden, de investigar y castigar a quién se lo merece.
Es el momento de frenar algo que desde hace ya varios años se les ha salido de las manos por la corrupción que existe a todos los niveles y que no sólo frena la justicia, la entorpece y la bloquea.
Mucho se habla de la clásica “mordida” que reciben los uniformados, ¿y lo que reciben los mandos? ¿Y la que reciben los ministerios públicos, los jueces, los políticos? Todos son corruptos, todos buscan sus propios intereses mientras que al país se lo está llevando la fregada.
Ya no queremos oír el mismo discurso una y otra vez, queremos acciones, queremos resultados, queremos justicia para este país que cada día se convierte más en una tumba abierta que en un lugar en el que se pueda vivir con cierta tranquilidad.
Niños secuestrados, niñas levantadas, jovencitas violadas y asesinadas, ¿cuál es el límite para que todos esos que están detrás de un escritorio se pongan a trabajar?
Si endureciendo las penas de prisión por diversos delitos no se ha conseguido nada, bueno, pues vámonos por la pena de muerte, ¿para qué queremos a un sicario, de la edad que sea, guardado en una prisión si al salir va a ser peor el infeliz?
¿Para qué queremos a un feminicida que golpeó, violó, vejó, humilló y sacrificó a una mujer, encerrado en una cárcel si al salir, no va a cambiar el desgraciado?
La pena de muerte supondría un freno a todos esos que por traer un arma en las manos se sienten superiores a los demás, y de ahí que no sólo a los asesinos se les debe implementar la pena de muerte, sino también a los que asaltan y no dudan en disparar en contra de personas inocentes.
Si bien el desarme en el país es algo con lo que no se puede contar, si se puede castigar al que, bajo los efectos deloquesea dispara en contra de otra persona, la mate o no, ese infeliz tenía la intención de matar, no de asustar, cuando jaló el gatillo no pensó en nada sino en salirse con la suya.
Y si bien la pena de muerte es necesaria en nuestro país, también lo es el freno a la corrupción, hace falta un grupo especializado de investigadores que de manera infiltrada, comiencen a probar la integridad de los Ministerios Públicos, de los Jefes de Mando, de los Políticos y si estos caen en la trampa, pues entonces, a la cárcel, pero no con todos los privilegios.
Eso sería como vacaciones para ellos, no, a trabajos forzados, a joderse un rato por robarle al pueblo, y no hablo del dinero que reciben por debajo del agua, sino por el alto sueldo que perciben para realizar un trabajo y traicionan a sus patrones que es la población.
Aunque esto, es sólo un sueño chaquetero que se me ocurre, ya que el primero que tendría que irse a la cárcel a trabajos forzados, sería ese personaje que tiene toda su vida viviendo sin trabajar, percibiendo un dinero que jamás se sabrá de donde proviene.
Un personaje que casi nos ha pedido a todos los mexicanos que nos empinemos para que nos la dejen caer sin protestar, con esa mamada de “abrazos no balazos”, ese sería el primer buey que tendría que estar encerrado por sus altos grados de corrupción.
Lo cierto de todo esto es que, los muertos, de todos los géneros, edades y tamaños, se siguen acumulando y la impunidad se manifiesta en las declaraciones de aquellos que deberían estar luchando para ofrecer resultados.
Lo cierto es que, las mujeres, van a tener que seguir soportando a empleados despreciables que las ven con indiferencia y desprecio cuando van a presentar una acusación por maltrato, o cuando se sienten amenazadas, es más, ni muertas les van a hacer caso, por el contrario, ya se murieron, mejor, así no los van a poner a trabajar.
Lo cierto es que, somos un país de agachados, de castrados y de faltos de valores, de otra manera, ya hubiéramos exigido más y mejor accionar de las autoridades a todos los niveles.
¿Y tú… en que grado de corrupción te encuentras?