Por: José J. Núñez P.
Mayo es un hermoso mes, el número cinco en el calendario, Tauro, es el signo durante veinte días y Géminis lo es por once días, y se preguntaran, ¿por qué de la abundancia?
Bueno pues porque, hay calor, con un sol espléndido, hay flores de todo tipo, cosechas, lluvias, incluso el buen Chava Flores, escribió la canción de: “Los Aguaceros de Mayo”.
Se festeja el día del trabajo, la batalla del cinco de mayo, el día de las madres, el día del maestro, día nacional de la lucha contra la Homofobia, el día mundial del médico de familia, el día del Instituto Politécnico Nacional, la unión del escuadrón 201 a la segunda guerra mundial,
Y precisamente, un mes de mayo se me ocurrió nacer, para fortuna de mi madre y para desgracia del resto de la humanidad, que ha tenido que soportarme a lo largo de todos estos años.
Y yo no sé ustedes, aunque para mí, cada vez que pierdo un año más de vida, como que me llegan los recuerdos, los momentos de otros años, de otros meses de mayo.
Y puede parecer mentira, lo cierto es que no lo es, el signo antagónico de Tauro en el zodiaco es Escorpión y si bien nací en mayo, en noviembre, se repiten con insistencia, eventos que han tenido percusión en mi existir a lo largo de los muchos años que llevo dando la lata.
Mi primer empleo como reportero, lo asumí un 14 de noviembre, uno de mis grandes maestros en la vida, nació un 22 de ese mes, mi hermano, el más pequeño de la familia, nació el 11, mi niña nació el 18, inicié mi relación con el gran amor de mi vida a mediados del mes de ese mes.
Y ya que hablo de amores y de recuerdos, llegan a mi mente aquellas preciosas, a su estilo, mujeres que formaron parte importante de mi caminar por el romanticismo y la pasión.
Jóvenes que me brindaron el placer de su compañía, la ternura de sus miradas, el deleite de sus charlas, el sabor de sus besos y sobre todo, la enseñanza que me preparó para seguir adelante.
Esas matronas, que a muchas, ya no las volví a ver, que sin duda alguna ahora serán señoras respetables, madres de familia comprometidas y entregadas, venerables mujeres que de una o de otra manera tuvieron momentos importantes para mí.
Y ni que decir de mis compañeros de estudio, de esos arrojados e intrépidos “machos”, que lo mismo se aventaban un tiro por quitame estas pajas, que corrían con el ulular de las patrullas.
De mis maestros académicos, salvo a tres maestras y un maestro, que recuerdo con cariño, a los demás ni siquiera merecen ese espacio en mi mente y en mis memorias.
Mis maestros profesionales, a todos los llevo en mi agradecimiento, Carlos Mendoza, mi primer jefe editorial, Armando Becerra, grandes discusiones sobre la veracidad en el periodismo y el compromiso con la editorial, donde, por cierto, Alejandro Jodorowsky, me falló vilmente.
Alejandro, no sólo hablaba de la entrega que el reportero debe tener, como dicen ahora, “sin miedo al éxito”; sino que se consideraba revolucionario e innovador, por lo que cuando me tocó trabajar para él, con mi poca experiencia, pero con mis muchas ganas.
Tuve grandes broncas con todo el mundo, en la política, en la nota roja y cuando me mandó a cubrir espectáculos, investigando me encontré con un reportero que no recibía embute, sino que lo cobraba a su antojo, extorsionando a los artistas.
Escribí el reportaje, con fotos, datos y entrevistas y Jodorowsky, dijo que no lo publicaba ya que “Perro no come perro”, se lo dije en ese tiempo, lo repetí más tarde cuando me tocó dirigir “El Informante” en el estado de México y enfrenté un problema similar con el dueño del diario, Javier García-Beltrán: “Lobo si come perro y yo soy un lobo”.
A Alejandro, le renuncié, tenía casi un año de haberme iniciado en el periodismo y estaba convencido que no tardaría mucho en colocarme, y a Javier, pues necesitaba el trabajo, así que me aguanté las ganas de repetir la hazaña, aunque a punto estuve.
También recuerdo al buen Raúl Martínez, quien me enseñó las bases para crear una buena historia, ya para ese tiempo, había incursionado en el hermoso mundo del comic, de la historieta, después vino, Guillermo Mendizábal, punto fundamental para mi consolidación como argumentista.
Rafael Márquez, y él último, Remy Bastien, a todos los llevo en mi corazón ya que aprendí cantidad de ellos, hubo muchos otros que trataron de aconsejarme, de “guiarme”, solo que no tenían ni el tamaño, ni la capacidad para hacerlo y aunque siempre preste atención a sus consejos, no todos funcionaban y ni siquiera los llevaba a la práctica.
Es bonito recordar, es como volver a vivir, aunque sea mentalmente, esos momentos en que somos como esponjas, deseosos de aprender, de saber, de demostrar de plasmar en palabras todo aquello que hemos aprendido y que otras personas leen y disfrutan.
Y esa es la labor de los que nos dedicamos a escribir, los reporteros, reportan la noticia, deben ser veraces, concretos y directos, informativos, los columnistas, deben exteriorizar su punto de vista, su análisis de tal o cual situación, o personaje, los periodistas, van más allá de la nota, de los hechos, buscan lo que envuelve las circunstancias y es cuando, en ocasiones se encuentran con hechos que nadie quiere que salgan a la luz y se convierten en víctimas.
De una o de otra forma, todos tratamos de comunicarnos con el lector, de informarlo, de brindarle un panorama más amplio, más exacto, más veraz, no importa si el que escribe es bueno o es malo en su labor, lo que importa es que el lector, asimile, comprenda y siga la noticia que lo mantenga informado y le permita crearse una opinión al respecto.
Mayo, sin duda alguna es el mes de la abundancia, y esperamos que este 2022, resulte de lo mejor, que llueva hasta que las presas se vuelvan a llenar, que las siembras, se conviertan en buenas cosechas, que las flores, sigan sirviendo para llevar mensajes agradables, tiernos, dulces y que el amor, se haga presente durante todo el mes.
¿Y tú… de qué mes eres y cual mes te gusta más?