Shakur Stevenson liquidó en todo sentido al mexicano Óscar Valdez, a quien venció el pasado sábado por decisión unánime no solo para quitarle la calidad de invicto, sino que también le arrebató el título superpluma del Consejo Mundial de Boxeo.
La Grand Garden Arena de Las Vegas vio cómo el estadounidense recetó una cátedra de boxeo desde la larga distancia al imponerse con tarjetas favorables de 117-110, 118-109, 118-109. Este compromiso le permite llegar a 18 victorias sin derrotas, nueve de las cuales han caído por nocáut, mientras que Valdés sufrió su primera derrota luego de mantener 30 triunfos, 23 de ellos por la vía rápida.
Valdez no tuvo oportunidad ante la guardia zurda de Stevenson, quien en todo momento aprovechó su ventaja de alcance para mantener una buena distancia al mexicano con el jab, al tiempo que le castigaba el rostro con sus letales combinaciones.
Óscar Valdez no pudo reaccionar sino hasta el tercer asalto. Buscó la media distancia y concretó impactos con su golpe recto, algo que le permitió moverse de mejor manera y poder acercarse en las tarjetas de los jueces. Pero cuando Shakur regresó al combate, fue para dictaminar las reglas en los asaltos cuarto, quinto y sexto, este último más voraz.
Mientras la pelea avanzaba, Stevenson no dejó de acumular puntos y aprovechó que en el mexicano la desesperación se hizo presente. Valdez, en intentos forzados por recuperar terreno perdido, lanzó un volado de derecha, pero le hizo irse en banda hacia las cuerdas al perder el equilibrio, Stevenson apenas y tuvo que soltar un golpe para conectar al mexicano y que la caída fuera legal.
A pesar de tener la ventaja en las tarjetas, Shakur no soltó el guión desde la larga distancia, pero Óscar pudo responder por segunda ocasión para verse un poco competitivo. Algo similar repitió en el octavo rollo, donde el mexicano pudo equilibrar la balanza por última vez.
No obstante, Stevenson confirmó su plena superioridad con un festival de rectos al cuerpo del excampeón mexicano; fue mucho mejor en el undécimo round, pero al bailar en el duodécimo como confirmó un triunfo que le salió bastante cómodo.
Los jueces dictaminaron al final que la recompensa era para Stevenson al decretar el triunfo por decisión unánime.