Por Jorge Treviño
En México la militarización es un proceso promovido por el presidente Andrés Manuel López Obrador y paulatinamente se consolida, la presencia de militares en las diferentes áreas de la dinámica gubernamental se ha concretado desplazando de funciones a personas civiles.
El presidente Lopez Obrador, ha hechado mano de las fuerzas armadas para crear un muro de protección y para ello está otorgando concesiones a militares para realizar actividades que deben efectuarse por civiles. Sin embargo, tal y como ocurría en la edad media que los nobles, es decir los que detentaban el poder, contrataban mercenarios para protegerles al gobernar, los mercenarios recibían favores, privilegios y pagos de los gobernantes, desafortunadamente cuando el noble o gobernante decidía ya no gastar en guardias o se quedaba sin recursos, en el mejor de los casos los mercenarios se retiraban y abandonaban a quien ya no ofrecía más dividendos o bien, le quitaban el poder y se apoderaban de su nación.
Es el riesgo de comprar lealtades, México ha tenido en diferentes épocas desde 1821 a la fecha treinta y cuatro gobernantes militares y desafortunadamente la mayoría de ellos llegaron al poder, abusaron o permitieron el abuso.
Entre 1821 y 1836 16 personajes asumieron como gobernantes de México incluyendo 2 Regencias, 16 presidentes y un emperador.
En el periodo comprendido entre 1836 y 1855 hubo 32 relevos en el poder presidencial, algunos periodos de unos cuantos días de duración sólo para evitar los vacíos de poder. Por ejemplo, el General Antonio López de Santa Anna ocupó 11 ocasiones la presidencia de la República y se convirtió en dictador antes de ser expulsado del cargo y del país.
Luego entre 1855 y 1876 en la silla presidencial aparecieron 5 presidentes liberales, incluyendo a Benito Juárez y 7 gobernantes que asumieron el cargo en paralelo con el reconocimiento de los conservadores, que incluye a un emperador de origen noble, militar europeo.
Muchos de los cambios en la presidencia ocurrieron tras acciones encabezadas por generales o mandos castrenses que utilizando la fuerza de las armas tomaban el cargo o respaldaban la dimisión de quien ocupará la presidencia.
Después entre 1876 y 1911 sólo hubo tres presidentes lapso de tiempo en que otro General, Porfirio Díaz, fue electo diez ocasiones presidente, pertenecer al ejército en aquel tiempo proporcionaba derecho de picaporte al abuso y a la impunidad, Díaz también se convirtió dictador.
En la época de la revolución mexicana entre 1911 y 1920 ocurrieron 15 cambios de personajes ocupando el cargo de jefe del Estado mexicano. Muchas rebeliones respaldadas por milicias bajo la dirección de jefes de los diferentes bandos en pugna por el poder.
Al terminar la fase bélica de la Revolución, una gran cantidad de oficiales de las fuerzas armadas ocuparon cargos públicos y de elección popular desde regidurías, presidencias municipales, diputaciones, como senadores o gobernadores a cambio de no continuar con sus revueltas, como sea continuaron exigiendo prerrogativas por ser miembros de las milicias revolucionarias.
Así que, por lo General, no es raro el registro de nombres de militares en los gobiernos locales.
El General Lázaro Cárdenas del Río al asumir la presidencia de México, con la intención de institucionalizar la participación de las personas con formación militar en la vida pública del país, facilita la creación del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana PARM, integrado principalmente por miembros de milicias contendientes durante la revolución mexicana, para que a través de una participación como civiles y no como militares tuvieran a través de una vía civilizada y no de las armas el acceso a cargos de elección popular.
En 1940 fue electo el General Manuel Ávila Camacho, nombrado sucesor de Lázaro Cárdenas cuando ocupaba la Secretaría de Guerra y Marina, fue el último militar presidente.
En la actualidad en México se desarrolla un proceso de militarización en la dinámica de la sociedad civil, el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo trato con los militares para que las fuerzas armadas cuiden de su proyecto de gobierno. Para ello el ejército y la marina han estado recibiendo encargos que deben estar en manos de civiles, la seguridad pública, la construcción de obras de infraestructura como la construcción de un aeropuerto y la edificación de sucursales bancarias y ahora distribución de medicinas.
La milicia en nuestro país, contaba regularmente con lo necesario para la formación de personal y para el cumplimiento de sus responsabilidades constitucionales, sin embargo, pero desde 2018 están cada vez ocupando más puestos burocráticos en un spreading, claro ensanchamiento, mientras la ciudadanía los ve asumir cargos de seguridad pública municipal o estatal, son comandancias impuestas desde la cúpula del mando castrense, es una militarización que pretende hacer que los mexicanos veamos como algo normal el que militares se encarguen de responsabilidades de gobernanza ciudadana.
Lo que sigue seguramente y, para que, desde ya, los líderes partidistas pongan sus barbas a remojar serán las candidaturas de personajes surgidos desde las estructuras militares para ocupar cargos de elección popular, tendrán que ceder espacios para que capitanas, coroneles y generales sean candidatas y candidatos.
Claro que cualquier mexicano puede aspirar a ser electa o electo y ocupar esos cargos de elección popular, sí cualquier persona de nacionalidad mexicana, pero como civiles sin cargo militar, tal y como ocurre con los ministros de culto que para poder participar en cuestiones políticas electorales deben renunciar a su cargo clerical.
Muchos son los militares en la historia nacional que, por lo General, se convirtieron en caciques y señores feudales utilizando el poder político y militar para convertirlo en poder económico.