Tras la muerte del joven médico internista, Jorge Alejandro López Rivas, ocurrida el pasado 04 de enero, mismo prestara sus servicios durante la actual contingencia sanitaria en el Hospital General de Ecatepec “Dr. José María Rodríguez”, derivada de padecimientos físicos relacionados con Covid-19 y ante la presunta negligencia de los directivos del nosocomio, un grupo de compañeros profesionales de la salud decidieron anunciar un paro de labores, hasta que las condiciones de trabajo no sean las optimas para continuar atendiendo a pacientes sospechosos de ser portadores del mortal virus.
De acuerdo a fuentes cercanas a López Rivas, este hubiera manifestado un cuadro sintomatológico propio de dicha enfermedad desde el pasado 12 de diciembre, lo cual comunicó a su jefe inmediato, recibiendo nula atención. Posteriormente, entre el día 18 y 21 del mismo mes, presentó problemas para respirar y su saturación de oxigeno descendió hasta un 79 por ciento. Los tramites para liberar una incapacidad fueron engorrosos a pesar de su mal estado de salud, nunca llegaron los resultados de las pruebas, no fueron exigidos por el hospital y las inasistencias se le contaron como faltas.
El 04 de enero, el médico en formación procedente de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), llegó a dicho nosocomio acompañado de su familia, ya presentando un nivel de oxigenación del 65 por ciento tendiendo a descender, por lo cual fue ingresado a la sala de choque y atendido por personal desprovisto del mínimo equipo de protección, mismos que estuvieron en contacto directo con él, exponiendo también su salud, sin lograr ya reanimarlo.